ANSIEDAD.
La ansiedad constituye un problema importante de salud pública en la población, más aún en situaciones como la crisis originada por la pandemia actual. Su alta prevalencia tiene ya varios años y se debe a las condiciones económicas, miedo a enfermar, problemas en el trabajo, dificultades familiares y otros.
La ansiedad es una emoción natural, experimentada como desagradable, que surge en una situación ante la cual percibimos una amenaza con posibles consecuencias negativas.
Todos podemos sentir ansiedad, niños y adultos, en mayor o menor medida, no siempre es perjudicial, es más, el sentirla podría generarnos también motivación, iniciativa, entusiasmo, lo negativo radica cuando llega a desbordar nuestros límites de tolerancia.
La ansiedad puede asociarse a la depresión cuando la persona no vislumbra la solución “al final del túnel”, es decir no encuentra alternativas de solución a sus problemas y se siente agobiada por sus preocupaciones. Para afrontar esta situación la persona se pone en alerta y no siempre logra “controlar” dichas sensaciones, manifestando síntomas físicos y emocionales:
SÍNTOMAS FÍSICOS
- Presión en el pecho.
- Sudoración.
- Mucho o poco apetito.
- Sensación de asfixia.
- Temblores.
- Dolor de cabeza.
SÍNTOMAS EMOCIONALES
- Irritabilidad.
- Desmotivación.
- Desconfianza, actitud defensiva.
- Preocupación excesiva.
- Miedo al futuro.
- Pérdida de la atención.
Existen diversos tratamientos psicoterapéuticos y psiquiátricos para la ansiedad, este último usualmente con medicación. Personalmente recomiendo uno de tipo mixto (previa evaluación) para determinar su origen y establecer la mejor estrategia de control. Otra alternativa que cabe destacar para prevenir y/o atenuar los síntomas (recomendada por la OMS) es hacer ejercicio moderado media hora cada día y ejercicio intenso 03 veces por semana.
Hagamos más ejercicios.
Psic. Ricardo MATIAS FUENTES.
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