IMPUNIDAD

Muchos problemas de nuestro país están relacionados a la falta de honestidad y sana convivencia social, y  están aumentando por la ausencia de sanciones y castigos a quienes cometen faltas y delitos, refrendados por la impunidad de muchos de los casos.

Impune según el diccionario de la real academia española (DRAE) es un adjetivo que se refiere a “quedarse sin castigo”.

¿Cuantas veces, en casa, en la familia, los niños se quedan sin castigo?, cuando no hacen caso a las indicaciones de sus padres, cuando no quieren comer o solo lo que escogen, no quieren irse a dormir y les dejan una hora o más tiempo despiertos,  incluso si a algún miembro de la familia se le ocurre “corregir” se genera un conflicto.

¿Y cuántos adolescentes se quedan sin castigo? cuando vuelven a casa más tarde de la hora acordada sin justificación, cuando no se preocupan de su desarrollo escolar, cuando contestan a sus padres violentamente y sin razonamiento, cuando los profesores informan problemas de conducta y los padres culpan al colegio, cuando en la pubertad “prueban” alcohol, cigarrillos, drogas o “chatean” con el celular casi toda la noche.

¿Y cuándo un adulto miente, llega al día siguiente a casa en estado de ebriedad, ha sido infiel a su pareja, golpea a la esposa o a los hijos, y nadie dice nada?

Los políticos son un tema aparte, sin embargo cabe mencionar que la mayoría de ellos hacen promesas en campaña que casi nunca cumplen, algunos tienen juicios pendientes y hasta sentencias, hay informes de malversación de fondos, mienten en las compras y licitaciones, entre otras “perlas”. Se habla de cambiar a la clase política actual pero, por lo que puedo “adivinar” el siguiente grupo será igual o peor, como ya lo estamos viendo y padeciendo.

En el Perú, a diario se ven delitos, ya sea corrupción, delincuencia callejera o de escritorio, fraudes, difamación, abuso sexual, homicidios y muchos otros, sin embargo nos conmueve poco o nada porque nos estamos (mal) acostumbrando a no denunciar, nos desanima recurrir al sistema judicial para reclamar derechos señalados en la constitución, sabemos que demorará años en resolverse y/o el acusado queda impune, por ello la desconfianza en iniciar un proceso.

Por ello, busquemos el cambio desde la familia, con los niños, en los colegios, y cuando escribo castigo en la infancia me refiero a aconsejar, amonestar, sancionar, corregir, en ningún caso debe hacerse uso de la violencia, es más, si a un niño se le enseña a controlar sus conductas se reduciría significativamente la “necesidad” de castigarlo.

Seamos mejores padres y mejores ciudadanos cada día.

Psicólogo Ricardo MATIAS FUENTES

Lima - Perú.

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